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Por: Jorge Ramirez

 

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La Intercesión de los santos es una doctrina que está ligada con la oración por los muertos, la veneración de las reliquias sagradas, el alma inmortal, si hay no hay conciencia en la sepultura.

 

Sin entrar mucho en detalle, veamos rápidamente a ver cuales los pasos para explicarle la doctrina de la intercesión de los santos con la Biblia.

En seguida analizaré algunas de las críticas más comunes utilizadas por los protestantes contra esta doctrina.

 

1. Comunión e intercesión

 

Lo primero será distinguir entre la comunión de los santos y la intercesión de los santos.

 

2. Iglesia y el Cuerpo de Cristo.

 

El segundo paso es entender que la Iglesia y Cristo forman un solo cuerpo místico.

 

3. Hay un es solo Cuerpo

 

Luego probaremos que Jesús tiene un solo cuerpo místico, no dos ni tres.

 

4. El Cuerpo es indestructible

 

La Iglesia está unida a Cristo, y al formar una sola cosa con El “no existe división para sus miembros” 1 Corintios 12:25″

 

5. Los bienes compartidos

 

Dentro del Cuerpo de Cristo todos los santos del cielo tierra y Purgatorio comparten bienes espirituales y se preocupan unos por otros. Efesios 4:15-16.

Según la enseñanza del concilio de Trento sesión XXV sobre la invocación, veneración y reliquias de los Santos, y de las sagradas imágenes en resumen enseña lo siguiente.

 

1. Que la invocación de los santos no es absolutamente necesaria para la salvación de cada uno, pero es “buena” y “útil”.

 

2. En segundo lugar, que la ayuda no llega a nosotros directamente de los santos mismos, sino de Dios, a través de su intercesión y oraciones.

 

3. En tercer lugar, que Jesucristo es el único y único Mediador entre Dios y los hombres, y que la intercesión y las oraciones de María y los santos derivan toda su eficacia y poder de solo de Dios.

 

1. Comunión e intercesión de los santos.

 

Lo primero que tenemos que hacer para explicar esta doctrina, es notar la diferencia entre comunión de los santos y la intercesión de los santos.

 

La Comunión De Los Santos básicamente significa “participación en lo común” “participar en lo que los santos tienen en común”.

 

Interceder por otro lado es cuando uno habla en favor de otra persona. Según El Diccionario De La Real Academia Española, interceder es: “Hablar en favor de alguien para conseguirle un bien o librarlo de un mal”.

 

Interceder por lo tanto es simplemente pedirle a alguien que abogue por ti, mientras que comunión implica una participación en algo común.

 

Cuando los católicos oramos a los santos, no consideramos nuestras oraciones como una adoración. A Pesar que orar es un acto de adoración a Dios, orar no siempre tiene esta connotación. Rezar o orar significaba también pedir, suplicar, implorar. (RAE)

 

Según Jimmy Akin debido a la influencia protestante en el inglés estadounidense, la palabra “orar” se restringió a actos de adoración a Dios. Sin embargo, este no era su significado original.

 

2. La Iglesia es el cuerpo de Cristo.

 

El siguiente paso será mostrar que la Iglesia es el cuerpo de Cristo. Se pueden hacer la siguiente pregunta: “¿Tu crees que la Iglesia es el Cuerpo de Cristo?” Seguramente responderá que sí. Luego se pueden citar los siguientes textos de apoyo:

 

“Porque nadie aborrece jamás su propia carne; antes bien, la alimenta y la cuida con cariño, lo mismo que Cristo a la Iglesia, pues somos miembros de su cuerpo.” (Efe 5.29–30).

 

“Él es también la cabeza del cuerpo, de la Iglesia.” (Col 1.18).

 

“¿No saben que sus cuerpos son miembros de Cristo?” (1 Cor 6.15).

 

3. Jesús tiene un es solo Cuerpo Místico.

 

Luego se procederá a mostrar que Cristo no tiene dos cuerpos una aquí en la tierra y otro en el cielo.

 

“Por tanto, muchos son los miembros, mas uno el cuerpo.” (1 Cor 12.20).

 

“Y que la paz de Cristo reine en sus corazones, pues a ella han sido llamados formando un solo cuerpo.” (Col 3.15).

 

“Anuló en su carne la Ley con sus mandamientos y reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo”. (Ef 2.15–16).

 

“Mas el que se une al Señor, se hace un solo espíritu con él.” (1 Corintios 6.17)

 

4. La Muerte no destruye la comunión.

 

El cuarto paso será mostrar que la muerte no puede separar a los cristianos de Cristo. Cristo fue muy claro cuando dijo: “…el que vive y cree en mí, no morirá jamás”. (Jn 11.25–26).

 

Y San Pablo: “¿Qué nos separará del amor de Cristo? “Estoy convencido de que ni la muerte ni la vida podrá separarnos” (Rom 8.35-39).

 

“Cómo lo habéis visto bien, hay en efecto dos personas diferentes y no obstante, no forman más que una en el abrazo conyugal… Como cabeza él se llama “esposo” y como cuerpo “esposa”.

 

San Agustín, Enarratio in Psalmos, 74, 4

 

5. Los santos comparten bienes espirituales.

 

Esto se puede ver muy claro en la Biblia. Pero estos bienes espirituales que se comparten se comparten también entre los vivos y los muertos.

 

“Lo que hemos visto y oído, se lo anunciamos, para que también ustedes estén en comunión con nosotros. Y nosotros estamos en comunión con el Padre y con su Hijo Jesucristo.” (1 Juan 1.3)

 

“crezcamos en todo hasta Aquel que es la Cabeza, Cristo, de quien todo el Cuerpo recibe trabazón y cohesión por medio de toda clase de junturas que llevan la nutrición según la actividad propia de cada una de las partes”. (Efe 4:15-16)

 

“Para que no hubiera división alguna en el cuerpo, sino que todos los miembros se preocuparan lo mismo los unos de los otros. (1 Cor 12.25).

 

La copa de bendición que bendecimos, ¿no es acaso comunión con la sangre de Cristo? Y el pan que partimos, ¿no es comunión con el cuerpo de Cristo? Porque uno solo es el pan, aun siendo muchos, un solo cuerpo somos, pues todos participamos del mismo pan. (1 Co 10.16–17).

 

Los santos están conscientes.

 

Pero la Biblia deja muy claro que las personas siguen conscientes más allá la muerte.

 

“Los cuatro Vivientes y los veinticuatro Ancianos se postraron delante del Cordero. Tenía cada uno una cítara y copas de oro llenas de perfumes, que son las oraciones de los santos.” (Apocalipsis 5:8)

 

Aquí se nota que los 24 ancianos que tradicionalmente se han identificado como seres humanos [porque son ancianos presbíteros πρεσβυτέρους] son santos, visten túnicas blancas que representan la victoria sobre el pecado, que han vencido la guerra espiritual (Apo 3:4). Y están plenamente conscientes de las oraciones de otros santos.

 

Los santos son como ángeles.

 

En Mat 18.10. dice Jesús que los ángeles guardianes de los niños; “ven continuamente el rostro de Dios”. En (Mat 22.30) dice que los justos “serán como ángeles”.

Si los ángeles en el cielo están viendo constantemente el rostro de Dios y por medio de eso se enteran de los acontecimientos de los niños pequeños, entonces los santos que “son como ángeles” también se enteran.

 

En (Mat 17.2–3) aparecen Moisés y Elías y dialogan con Jesús. Esto supone que existe una comunicación constante entre Cristo y sus santos, y que además son partícipes de los asuntos terrenos.

 

Los santos no son omniscientes.

 

Una de las críticas en contra de la intercesión de los santos es que según esto, los santos no son omniscientes, es decir, no tienen la capacidad de Dios de conocer todas las cosas.

 

Crítica: “María y los santos no son omniscientes. Aún glorificados en el Cielo, ellos son seres finitos con limitaciones.” “¿Como pueden escuchar miles de oraciones que los fieles cristianos dirigimos a ellos pidiendo su ayuda?

 

Replica: Los santos gozan de cualidades y capacidades superiores a las nuestras. Por ejemplo, están libres del tiempo y del espacio.

 

Tampoco están sujetos a los deseos desordenados de la carne, además sus mentes gozan de una claridad perfecta.

 

Patrick Madrid dice: “Se podría decir que no toma nada de tiempo escuchar todas esas oraciones porque los santos no tienen [o les afecta] el tiempo.”

 

La Biblia nos informa que nuestras capacidades intelectivas para conocer serán aumentadas tras la muerte: “Ahora vemos en un espejo, en enigma.

 

Entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de un modo parcial, pero entonces conoceré como soy conocido.” (1 Cor 13.12).

 

Por tanto, aunque los santos en el cielo no son omniscientes, sus capacidades intelectuales superan por mucho las nuestras.

 

Ellos no ven como en un espejo o de modo parcial como nosotros, gozan de un conocimiento superior que el nuestro; porque ya no están atados a las limitaciones del cuerpo.

 

Los santos no escuchan lo secreto.

 

Crítica: “¿Cómo es posible que puedan escuchar las oraciones que se hacen en el silencio del corazón?”

 

Santo Tomás dice que “a los bienaventurados [en el cielo] se les manifiesta en el Verbo lo que les conviene conocer de nuestras cosas. Incluso de cuanto se refiere a los movimientos internos del corazón.” (Suma teológica II- Iiae, 83, art. 4, ad 2)

 

Dios se les da a conocer porque los santos participan del conocimiento de Dios, al estar ya plenamente unidos a Dios en el cielo.

 

En Apocalipsis 7.13–17 uno de los anciano tiene pleno conocimiento del culto que la gran muchedumbre ellos ofrecen a Dios y de su porvenir. “Ya no tendrán hambre ni sed; ya no les molestara el sol ni bochorno alguno.” (Apo 7.15–17).

 

Otro texto donde se deduce que los santos en el cielo tiene participan del conocimiento divino es este: “Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan de arrepentimiento.” (Luc 15.3–7).

 

Entonces, si hay regocijo entre los ángeles y santos del cielo por cada pecador que se arrepiente, entonces es lógico suponer que Dios se los comunica para que se enteren y participen todos en el cielo de ese gozo.

 

¿Rezar es adorar?

 

Crítica: “Una de las formas de adorar a Dios es por medio de la oración, y adorar a alguien que no sea Dios va totalmente en contra de las enseñanzas de la Biblia (Jn 4:23, 24; Apo 19:9,10) por lo tanto se debe orar solo a Dios.”

 

Aunque una de las formas principales para adorar a Dios es a través de la oración, sin embargo la oración no se restringe solo a adorar a Dios.

 

Santo Tomás dice que “la oración puede ser dirigida a alguien de dos maneras: la primera, como para que él personalmente conceda lo que se pide; la segunda, para que por la mediación de otro solicitar algo de él.” (Suma Teológica, II-IIae. 83, 4.)

 

La oración que dirigimos a los santos tiene que ver con el segundo modo es decir: solicitando algo por la mediación de otro. Esto implica un acto de confianza, no un acto de adoración.

 

La teología protestante ha modificado el significado de la palabra “orar”, esta palabra se ha convertido en sinónimo de adoración para muchos protestantes, pero ese no era el uso original del término.” “Orar” significaba originalmente simplemente “pedir”.

 

Si lees el Catecismo (u otros documentos católicos oficiales), por lo general no encontrará frases como “orar a los santos” o expresiones similares. Lo que la Iglesia usa normalmente en su lugar es la frase “intercesión de los santos” (cf. CIC 956, 1434), que expresa con mayor precisión lo que los católicos piden cuando “rezan a los santos.” (Jimmy Akin, A Daily Defense Dia 268)

 

¿Porque no orar directo a Dios?

 

Crítica: “Se lee en Mat 7.7–11: “Pidan y se les dará; busquen y hallarán; llamen y se les abrirá. Porque todo el que pide recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.” Luego no hace falta pedir a otro a favor nuestro cuando podemos ir personalmente a Dios.

 

Como ya vimos en la respuesta anterior, las dos formas de dirigir la oración no son mutuo-excluyentes. Es decir, podemos pedir directo a Dios, y también pedirle a otro para que ruegue a Dios por nosotros: (1 Tim 2.1–2; Ef 6.18–20; Stg 5.14–20; Rom 15.30).

 

Santo Tomás de nuevo nos ofrece una hermoso razonamiento para pedir los unos por los otros: “debemos pedir en la oración lo que debemos desear, pero debemos desear bienes no solo para nosotros, sino también para los demás, pues esto pertenece a la esencia misma del amor al prójimo.” (Suma Teológica, II-IIae)

 

Crítica: “En Lucas 11:2 Jesús enseña a orar diciendo: “Cuando oren, digan: ‘Padre, santificado sea tu nombre’. Esto indica que cuando oremos, hemos de dirigirnos sólo a Dios Padre”.

 

Dice que cuando oren digan: ‘Padre, santificado sea tu nombre’ mas no dice que debemos orarle solo al Padre. Son dos cosas distintas.

 

Escribe San Cipriano: “La razón por la que no decimos Padre mío, sino nuestro, y dame, sino danos, es porque el maestro de la unidad no quiso que las súplicas se hiciesen con carácter privado, o sea, que cada cual pidiese solamente para sí. Quiso, más bien, que orase uno por todos, lo mismo que El siendo uno, a todos nos llevó en sí.” Ibidem, II-Iiae, 83, 7

 

Dios escucha a todos por igual.

 

Crítica: “Dios no responde las oraciones basándose en quién es quién ora. Es decir, no importa que sea María o algún santo, Dios atiende a todos por igual, pues Dios no hace acepción de personas (Hech 10.34).”

 

Dios no hace acepción de personas en cuanto a impartir su justicia, respecto a atender la oración Dios si hace acepción. Escribe San Juan: Sabemos que Dios no oye a los pecadores, pero al que es piadoso y hace su voluntad, a ése le oye. (Jn 9.31).

 

Y Santiago también dice: “La oración ferviente del justo tiene mucho poder.” (Stg 5.16) Luego entonces si la oración del justo tiene mucho poder, entonces las oraciones de quien no es justo o menos justo tiene menos poder.

 

San Pedro por eso escribe: “Pues los ojos del Señor miran a los justos y sus oídos escuchan su oración, pero el rostro del Señor contra los que obran el mal.” (1 Pedro 3:12)

 

Ojo que con esto no digo que Dios no escucha al pecador como dice San Agustín: “Si Dios no escuchara a los pecadores, en vano habría dicho el publicano: “Dios, ten misericordia de mí, pecador” (Tratado sobre Juan 44.). Sino que es mentira que Dios no tiene en cuenta quien es el que ora.

 

Basta estar de acuerdo a su voluntad.

 

Crítica: “Dios contesta todas las oraciones, basta que en que lo que se pida vaya de acuerdo a Su voluntad, pues según se lee: “Esta es la confianza plena que tenemos en él: que si le pedimos algo según su voluntad, nos escucha” (1 Jn 5.14).

 

Pero por lo general no todos pedimos de acuerdo a la voluntad divina, como dice en (Santiago 4:3). Por eso el hecho que a todos escuche, no es el hecho que a todos atienda de la misma manera.

 

Santo Tomás por eso dice: “Sin la gracia santificante no es meritoria la oración, lo mismo que no lo es ningún otro acto virtuoso.” (Suma Teológica, II-IIae. 83,15)

Hay muchas cosas que está dentro de la voluntad de Dios conocer: trabajo, salud, placer y hasta cierta riqueza. Pero muchas veces nosotros no estamos en la condición de merecerlas.

 

¿Para qué pedir a un muerto?

 

Crítica: “Un cristiano aquí en la tierra puede pedir a otro que ore a Dios a favor de él, pero eso es muy distinto de orar a alguien que supuestamente está en el cielo para que le transmita a Dios nuestra petición”.

 

No existe ninguna diferencia entre pedir a un compañero cristiano que ore por nosotros ante Dios, y pedirle a un santo en el cielo que ore por nosotros, la dinámica es la misma.

 

Orar no se trata de “darle a Dios más información”, ni tratar de que cambie de parecer. Orar más bien es una forma de entrar en comunión con Dios. Santo Tomás lo pone de la siguiente manera:

 

“No es necesario que dirijamos a Dios nuestras preces para darle a conocer nuestras indigencias y deseos, sino para que nosotros mismos nos convenzamos de que en tales casos hay que recurrir al auxilio divino.”

 

¿Se ofende Dios si pedimos a otro?

 

Crítica: “Si oramos a alguien que no sea Dios, sin importar que se trate de un ángel o un santo, él se sentirá ofendido, pues se dice en (Éx 20.5). “…yo Yahvé, tu Dios, soy un Dios celoso”.

 

“Se ofendería a Dios” es solo una opinion personal si al orar a algún santo se le orara como acto de adoración. Pero a los santos no les pedimos en ese sentido, sabemos que eso sería idolatría. La idolatría que se condena en (Éx 20.5)

 

De nuevo: oramos a los santos para que ellos oren por nosotros. Si yo me dirigiera a un santo, o a la imagen de un santo, creyendo que es Dios, entonces si estaria pecando con idolatría. Pero esto no es lo que enseña la Iglesia ni practicamos los católicos.

 

Crítica.“El libro de Apocalipsis dice que cuando el apóstol Juan cayó a los pies de un ángel para adorarlo, este lo reprendió diciéndole: “No hagas eso, que yo soy un simple compañero de servicio tuyo y de tus hermanos, esos que se mantienen como fieles testigos de Jesús. Solo a Dios debes adorar” (Revelación 19:10)

 

Esto confirma lo que dicho más arriba. “Juan cayó a los pies de un ángel para adorarlo” y por eso no le fue permitido; porque un ángel no se debe adorar.

 

Sin embargo no hay ningún problema postrarse o inclinarse ante un ángel cuando se hace de forma reverente: “Respondió: «No, sino que soy el jefe del ejército de Yahvé. Acabo de llegar.» Cayó Josué rostro en tierra, lo adoró y dijo: «¿Qué dice mi Señor a su siervo?»” (Josué 5.14)

 

Obviamente Josue no adoro a San Miguel literalmetente, sino que le rindió un tributo de veneración, inclinándose hasta la tierra. Esto prueba también que no es anti-bíblico inclinase ante un santo, y que inclinarse o postrarse no es sinónimo de idolatría.

 

Objeciones contra la intercesión de los santos.

 

Objeción. “Pablo habló sobre el hecho que un cristiano puede pedir a otro que ore a Dios a favor de él. Pero eso es muy distinto de orar a alguien que supuestamente está en el cielo para que le transmita a Dios nuestra petición.”

 

Respuesta. Pedirle a un cristiano que ore por uno no es distinto a pedir la intercesión de los santos en el cielo que oren por uno. Es exactamente lo mismo.

 

Claro que existe una distinción en cuanto a que los cristianos aquí en la tierra no están plenamente unidos a Dios en el cielo, y en consecuencia su oración es menos efectiva, pero la idea de la intercesión (pedir a alguien que intercede por ti ante Dios) es idéntica.

 

Objeción. “En el Evangelio de Juan, Jesús dijo: “Nadie viene al Padre sino por mí” (Juan 14:6). Y también: “Lo que pidan al Padre en mi nombre él se lo concederá” (Juan 15:16). Jesús no dijo que debíamos orarle a él y que él hablaría a Dios por nosotros. A fin de que nuestras oraciones sean escuchadas, tenemos que ofrecerlas a Dios y hacerlo en el nombre de Jesús y de nadie más.”

 

Respuesta. Jesús no dijo que debíamos orarle a él y que él hablaría a Dios por nosotros, pero tampoco dijo que nadie podría interceder a favor nuestro en el cielo.

 

Cuando Jesús dice: “Nadie va al Padre sino por mí” no estaba hablado de oraciones o como orar a Dios, sino que él es el puente expiatorio del pecado que une el hombre con Dios.

 

El contexto habla de “conocer” no de “como orar” “Si me conocen a mí, conocerán también a mi Padre; desde ahora lo conocen y lo han visto.»” (Juan 14:7)

Si cualquiera puede pedir algo al Padre en el nombre de Cristo (Juan 15:16) entonces puede pedir a favor de otro en el nombre de Cristo. Si cualquiera puede “pedir algo” ¿porque no puede pedir en favor de otro? ¿Si cualquiera puede pedir en nombre de Jesús ¿Por qué María y los santos en el cielo no?

 

Objeción. En cierta ocasión, los discípulos le pidieron a Jesús que les enseñara a orar, y él respondió: “Cuando oren, digan: ‘Padre, santificado sea tu nombre’ (Lucas 11:2). De modo que cuando oremos, cada vez que lo hagamos, hemos de dirigirnos a Dios, no a Jesús ni a nadie más.

 

Respuesta. Jesús no dijo que solo hay que orar al Padre, sino que el Padre es el primero que debe ser atendido en nuestra devoción. Orar por otros y a favor de otros está incluida en el Padre Nuestro. Pero San Cipriano dice:

 

“No decimos Padre mío, sino Padre nuestro, ni decimos dame, sino danos; y esto porque el Maestro de la Unidad no deseaba que la oración se hiciera en privado, a saber que cada uno debe orar solo por sí mismo; porque Él deseaba que uno orara por todos, ya que Él en Su única Persona nos había llevado a todos.” (Santo Tomás de Aquino. Sobre la oración y la vida contemplativa (p. 34). )

 

Como dice Santo Tomás. “Debemos desear el bien no solo para nosotros, sino también para los demás, porque esto pertenece a la caridad que debemos ejercer hacia el prójimo. Por eso la caridad exige que recemos por los demás.” [ibídem] Ergo: los santos siguen ejercitando la caridad en el cielo, luego los santos siguen orando por nosotros.

 

Además, es lógico que Jesús no mencionara la intercesión de los santos, pues hasta este momento no había santos en el cielo a quien pedir su intercesión.

 

También hay que distinguir el hecho de que quienes le piden a Jesús a orar son judíos del primer siglo, por tanto tiene que dirigirlos a orar primero al Padre. Es decir, sería contraproducente si Jesús les dice que oren a los santos en el cielo, si apenas se están asentando ciertos principios teológicos en la Iglesia en cuanto a la divinidad.

Objeción. “Dios asigna a otros la labor de escuchar nuestras oraciones.”

 

Respuesta. Dios no asigna a otros la labor de escuchar las oraciones pero nos hace partícipes de las necesidades de unos y otros. Por tanto, la labor de escuchar las oraciones de otros no es cosa de “asignar”, es cosa de “participar”.

 

Puesto que todos los santos participan en un solo Cuerpo, todos participan orando unos por otros y ayudando unos a otros en el crecimiento del cuerpo y en la salvación de todos. “crezcamos en todo hasta Aquel que es la Cabeza, Cristo, de quien todo el Cuerpo recibe trabazón y cohesión por medio de toda clase de junturas que llevan la nutrición según la actividad propia de cada una de las partes”. (Efe 4:15-16)

 

Objeción. Dios quiere que le oremos a él directamente aunque nos sintamos profundamente agobiados por los errores que cometemos. “Arroja tu carga sobre Jehová mismo, y él mismo te sustentará” (Salmo 55:22). En lugar de orar a los santos o a otros intercesores, debemos esforzarnos por tener una estrecha relación con Dios, ya que así nos sentiremos con la libertad de dirigirnos a él.

 

Respuesta. La intercesión de los santos no es cosa que está en competencia lo uno con lo otro. No es que debemos escoger entre orar a Dios o a los santos. Oramos a Dios de un modo y a los santos de otro.

 

Los cristianos católicos no tenemos ningún problema en confiarle a Dios nuestros problemas (Salmo 55:23) pero hacemos a nuestros hermanos los santos partícipes de nuestros problemas para que se unan a nuestra oración, pues la oración de muchos es más efectiva:

 

“Les suplico, hermanos, por nuestro Señor Jesucristo y por el amor del Espíritu Santo, que luchen juntamente conmigo en sus oraciones rogando a Dios por mí, para que me vea libre de los incrédulos de Judea, y el socorro que llevo a Jerusalén.” (Romanos 15:30–32)

 

¿Jesús es el único mediador?

 

Con el fin de negar la intercesión de los santos los protestantes formulan la siguiente objeción:

 

Pregunta. ¿Jesucristo es el único mediador o hay otro(a) que puede llenar esa función?

 

Respuesta. Depende a lo que te queramos decir por “mediador”. De acuerdo al sentido clásico, un mediador es aquel que es capaz de reconciliar dos partes en conflicto. Desde el punto de vista Jesucristo es el único capaz de reconciliarnos con el Padre, (Mediador de redención).

 

Por eso la mediación de Cristo en el cielo es de orden sacerdotal. “En cambio se presentó Cristo como sumo sacerdote de los bienes futuros, a través de una Tienda mayor y más perfecta, no fabricada por mano de hombre, es decir, no de este mundo. Y penetró en el santuario una vez para siempre, no con sangre de machos cabríos ni de novillos, sino con su propia sangre, consiguiendo una liberación definitiva.” (Hebreos 9:11–12, BJL)

 

Sin embargo hay otro tipo e mediación, la mediación subordinada dentro de la economía de salvación. “Y todo proviene de Dios, que nos reconcilió consigo por Cristo y nos confió el ministerio de la reconciliación. Somos, pues, embajadores de Cristo, como si Dios exhortara por medio de nosotros.” (2 Corintios 5:18–20, BJL) Esto desde el punto de vista pastoral y eclesiástico.

 

Por tanto, Cristo no es una especie de “mediador de oraciones” entre los hombres y el Padre, una especie de taxista celeste. “Aquel día ustedes pedirán en mi Nombre; y no será necesario que yo ruegue al Padre por ustedes.” Jn 16:26.

 

Por lo mismo ahi mismo donde se hace referencia a que Cristo es el unico mediador San Pablo escribe: “Ante todo recomiendo que se hagan plegarias, oraciones, súplicas y acciones de gracias por todos los hombres; por los reyes y por todos los constituidos en autoridad, para que podamos vivir una vida tranquila y apacible con toda piedad y dignidad. Esto es bueno y agradable a Dios, nuestro Salvador,” (1 Timoteo 2:1–3, BJL)

 

Entonces para resolver la pregunta: Cristo es el único Mediador de redención en cuanto a lo que compete reconciliarnos con Dios, Jesús no es el único mediador en lo que compete a cada uno ser medios de salvación para otros. (Hch 7.60, 12.5, Ro 10.1, 12.14, 2 Co 9.14, Flp 1.3–4, 2.4, Col 1.3, 4.3–4, 1 Tes 5.25, 2 Tes 1.11).

 

Citas bíblicas de intercesión.

 

Por último te comparto algunas citas bíblicas donde creo que apoyan la doctrina de la intersección de los santos.

 

“Si colaboran también ustedes con la oración en favor nuestro, para que la gracia obtenida por intervención de muchos sea por muchos agradecida en nuestro nombre.” (2 Corintios 1.11)

 

“Ante todo recomiendo que se hagan plegarias, oraciones, súplicas y acciones de gracias por todos los hombres; por los reyes y por todos los constituidos en autoridad, para que podamos vivir una vida tranquila y apacible con toda piedad y dignidad.” (1 Timoteo 2.1–2)

 

“Hermanos, el anhelo de mi corazón y mi oración a Dios en favor de ellos es para que se salven.” (Romanos 10.1)

 

“Cuando lo tomó, los cuatro Vivientes y los veinticuatro Ancianos se postraron delante del Cordero. Tenía cada uno una cítara y copas de oro llenas de perfumes, que son las oraciones de los santos.” (Apocalipsis 5.8)

 

“Otro ángel vino y se puso junto al altar con un incensario de oro. Se le dieron muchos perfumes para que, con las oraciones de todos los santos, los ofreciera sobre el altar de oro colocado delante del trono.” (Apocalipsis 8.3).

 

En conclusión.

 

La intercesión de los santos, la intercesión de María está muy bien fundamentada en la Escritura. Solo tenemos que ayudar a nuestros hermanos separados para que la encuentren. Esto lo hacemos probando la doctrina de la comunión de los santos.

 

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