ROMA, 29 enero 2003 (ZENIT.org).- Dos documentos que pronto serán publicados, en los que se revela la ayuda preferencial de Pío XII a los judíos en los años de la persecución, desmienten la tesis según la cual el Papa evitaba hacer referencia expresa al pueblo judío.
Una profesora de Historia del Holocausto en el Barnard College de Nueva York, Susan Zuccotti, afirma en su último libro --«El Vaticano y el Holocausto en Italia»-- la inexistencia de pruebas de una intervención de Pío XII a favor de los judíos.
En palabras de Zuccotti, «Pío XII nunca usó los términos "judío" o "raza". El Papa expresó a menudo en términos generales su dolor por el sufrimiento de los civiles inocentes, pero sin aludir explícitamente a los judíos».
Ante estas graves acusaciones, la revista estadounidense «Inside The Vatican» publicará en su próximo número de febrero dos cartas enviadas por Pío XII en 1940 a monseñor Giuseppe Maria Palatucci, obispo de Campagna (provincia de Salerno), donde se encontraba el mayor campo de concentración del sur de Italia.
El obispo, en colaboración con su sobrino Giovanni --Jefe de Policía en Fiume--, y con la Santa Sede, cuidaba de los judíos internados en Campagna.
En la carta número 28436 enviada por el Vaticano el 2 de octubre de 1940, el Santo Padre donó la suma de tres mil liras e hizo redactar que «este dinero se destina preferiblemente a quien sufre por razones de raza, y comunica la Bendición Apostólica, que con todo el corazón imparte a Su Excelencia y al rebaño confiado al cuidado pastoral».
En una segunda carta, número 31514, el Papa entregó la suma de diez mil liras «para ser distribuidas en ayudas a los judíos internados». Las cantidades eran considerables en aquella época.
Las misivas acaban de publicarse en Italia en el libro «Giovanni Palatucci, el policía que salvó a miles de judíos», editado por la Policía de Estado.
En el volumen se cuenta la historia de Giovanni Palatucci, responsable de la oficina de extranjeros de la comisaría de Fiume, quien debería haber proporcionado los datos necesarios para detener y deportar a los judíos, en lugar de esconderlos y salvarlos.
Por su labor, Giovanni Palatucci fue arrestado por la Gestapo y enviado al campo de Dachau. Tras cuatro meses de torturas, allí murió el 10 de febrero de 1945 a los 35 años de edad.
Cuando acabó la guerra, en la primera conferencia judía mundial celebrada en Londres ese mismo año, el delegado italiano Rafael Danton reveló que Palatucci había puesto a salvo a más de 5.000 judíos.
Cuando la salida de la emigración no era posible, Giovanni enviaba a los judíos al campo de concentración de Campagna confiándolos a la protección de su tío, el obispo del lugar.
El pasado 9 de octubre, el cardenal Camillo Ruini, obispo vicario de la diócesis de Roma, abrió la causa de beatificación de Giovanni Palatucci. Fue proclamado por Israel «Justo entre las Naciones» en 1990 y una calle de Tel Aviv lleva su nombre, así como otras muchas calles, plazas y parques de numerosas ciudades italianas.
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