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Surgidos durante aquella gran explosión religiosa acontecida en los albores del siglo XIX en los EE.UU, conocido popularmente como el 'Gran Despertar', resultan ser los mormones uno de sus más importantes exponentes.


 

 

 

Caracterizados por su firme e insistente accionar proselitista (de marcado tinte anticatólico aunque aparezca menguado en las tierras de misión donde el Catolicismo es mayoría) suelen llevar a muchos católicos desprevenidos (entiéndase mal formados en su fe o directamente desinteresados) a dejar de lado sin más a la verdadera y única Iglesia de Cristo.

A tal fin, creemos que previo a toda exposición y/o refutación de las doctrinas religiosas de un determinado movimiento religioso alternativo o sectario, es necesario comenzar por su historia, conociendo quien fue su fundador, los motivos que llevaron a éste a iniciarlo como así también los diversos y llamativos vaivenes que coronan su recorrido. De lo contrario será un estudio o análisis incompleto al carecer de uno de los elementos vitales del hecho humano que permite comprender el fenómeno en su totalidad y que, en el caso de los Mormones, adquiere cuanto menos un perfil novelesco. A continuación, aunque más no sea en forma breve, intentaremos exponer la historia del mormonismo basándonos para ello en la versión oficial de los acontecimientos.

 

El Fundador: Joseph Smith, ¿'profeta' o impostor mitómano?

Joseph Smith nació un 23 de diciembre de 1805 en Sharon (estado de Vermont), fruto de la unión de Joseph Smith y Lucy Mack. Era el cuarto de una serie de ocho hijos. En 1816, motivados por la búsqueda de una vida mejor, la familia se traslado primeramente al pueblo de Palmyra y luego a Manchester (ambos en el estado de Nueva York). Su padre tuvo una marcada inclinación por las cuestiones mágicas, adivinatorias, astrologicas, etc., y su madre, en sintonía con su abuelo Salomón Mack, acusaba tener frecuentes visiones y fantasías religiosas al punto de creer que había sido curada "milagrosamente". En ese ambiente creció el joven Joseph.

Instalados en Palmyra, la madre ingresó a una iglesia presbiteriana, junto a tres de sus hijos. Joseph tenía una actitud pesimista ante el panorama que tenía ante sus ojos: una infinidad de iglesias (y de predicadores milenaristas de toda laya) proclamaban "tener la verdad". Resultando tan disímiles unas de otras, Joseph se vio repentinamente embargado de una angustia existencial por no poder determinar con seguridad cual de todas ellas era la verdadera iglesia de Cristo.

Recibió una educación muy deficiente, pero a pesar de ello desde pequeño mostró grandes dotes para inventar cautivantes historias las que eran muy festejadas por su padre. Fundamental para entender el desarrollo del mormonismo, resulta conocer que Smith en su adolescencia -junto a un grupo de amigos- se dedicó a la búsqueda de tesoros para lo cual decía tener una ''piedra vidente'' (o mágica). Encontrándose en esos quehaceres, un acontecimiento ''inesperado'' habría de dar un vuelco total a la historia de su vida.

La primera visión:

Según los relatos autobiográficos de este peculiar personaje, todo comenzó en una época en la que se había producido un fuerte renacimiento religioso promovido principalmente por el adventismo, el metodismo y los presbiterianos. Como dijimos con anterioridad, la adolescencia de J. Smith estuvo marcada por una fuerte duda motivada por la presencia de un sinnúmero de denominaciones cristianas donde no alcanzaba a dilucidar cual de todas ellas era la verdadera iglesia de Cristo.

En los primeros días de la primavera de 1820 y cuando Joseph tenía apenas 14 años de edad, decidió ir a un bosque cercano a su hogar para orar y suplicar a Dios que le esclareciera sus dudas (según dicen había estado meditando las palabras de Santiago 1,5). Repentinamente se le aparecieron dos figuras resplandecientes -previo ser cegado por una fuerte luz- tratándose nada más y nada menos que del mismísimo Dios Padre y su Hijo Jesucristo.

Estupefacto, se le hizo saber que en él tenían depositada toda su confianza, encomendándole -a su debido tiempo- la misión restauradora de la Iglesia cristiana primitiva que había caído en la total apostasía pocos años después de la muerte del último apóstol. Este episodio es conocido como "la primera visión". Sin salir de su asombro pero satisfecho porque Dios había escuchado sus súplicas, Smith dio a conocer a sus vecinos tan magno acontecimiento. Al parecer sus vecinos no lo tomaron muy en serio recibido como contrapartida nada más que burlas, indiferencia y persecución, hechos que no lograron resentir sus convicciones.

Sobre el particular cabe hacer una serie de consideraciones previo a continuar con el relato histórico.

Bien vale aquí preguntarnos ¿qué hacemos con esta visión? ¿existen evidencias históricas?. Salvo para los investigadores mormones (aunque algunos de ellos hoy ya la cuestionan) para la mayoría la respuesta es más que pesimista, considerándola un invento salido de una mente prodigiosamente fantasiosa como era la del ‘'profeta Smith".   Wesley P. Walters en su artículo ‘Nueva luz sobre la primera visión de José Smith' (publicado por el Institute Research Religious) refuta la historicidad de esta revelación, usando para ello argumentos bien fundados con datos incontrovertibles y que a continuación sintéticamente expondremos:

1) En el año de la supuesta revelación, esto es en 1820, históricamente no existió ningún reavivamiento religioso en torno a las ciudades de Palmyra-Manchester (estado de Nueva York) donde Smith residía, sino que conforme los anales consultados de las diversas denominaciones que participaron de tal reavivamiento como así también de los diarios de la época, el ‘Despertar' recién tuvo lugar cuatro años después, esto es, en 1824.

2) La historia mormona ubica el ingreso de parte de la familia Smith a la iglesia presbiteriana antes de la primera visión, es decir, antes de 1820. Sin embargo, en los escritos de su propia madre Lucy este hecho se produjo en 1824, esto es, durante el reavivamiento religioso, por lo que la fecha de 1820 no encaja ni la historia familiar ni en la mormona.

3) No existe dato alguno que pueda corroborar las supuestas persecuciones que Smith dice haber sufrido durante el período que va desde la supuesta primera visión (1820) a la fecha de publicación del libro de Mormon (1830), y esto tiene explicación ya que el hecho nunca se dio a conocer en aquel período puesto que ésta historia surgió posteriormente.

4) Según afirman historiadores mormones, Smith en 1828 ingresó a una iglesia de corte metodista, cuando hacía ya ocho años que el mismo Dios le había revelado que ninguna de las iglesias existentes era la verdadera ¿qué sentido tiene ese ingreso a una iglesia apóstata?

5) El propio Smith en sus ‘Escritos Personales' de 1832 nada dice de la primera visión sino que apoya su convicción de que ninguna de las iglesias existentes era la verdadera en sus estudios particulares sobre las Escrituras. En consecuencia, si el hecho ocurrió ¿olvidó Smith un acontecimiento tan extraordinario o en realidad todavía no se la había ocurrido?

6) La respuesta la tenemos en 1838 cuando Smith modifica sus dichos de 1832 y revela por primera vez la historia de la primera visión.....

Todo esto lleva a concluir que en el año de 1820, en realidad no paso absolutamente nada de lo que el mormonismo sostiene, si tenemos en cuenta que el hecho histórico del reavivamiento ocurrió alrededor del 1824. Entonces, si los hechos históricos controvierten el año de 1820 ¿porqué Smith lo eligió como fecha de la primera visión?. Veamos.

Si partimos de que la primer versión de la visión recién surge en 1838 (ya que en 1832 nada dijo de ella), es decir, posteriormente al hecho en sí (1820), la elección de esta última solo fue a los efectos de '‘acomodar'' el período de 10 años en que ocurrieron las supuestas visiones que Smith dijo haber tenido. Por el contrario, si partía de 1824 (comienzo histórico de los ‘reavivamientos' en el lugar donde Smith residía) no encajaban los 10 años de revelaciones (que se hubieran extendido a 1834) ya que el Libro de Mormón se había publicado en 1830. Este último año actúa como una barrera ineludible para el período de las revelaciones que Smith acusa haber tenido. En consecuencia, la ‘arbitraria' elección de 1820 para acomodar la serie de ‘visiones' no hizo sino desenmascarar definitivamente el fraude que detrás se escondía.

Un ángel, un ‘profeta' y un libro:

Siguiendo con la peculiar historia mormona, en 1823 se le apareció, mientras se encontraba orando en su habitación, un ángel que decía llamarse Moroni quien resultó ser el hijo resucitado del ‘profeta' Mormón durante su vida en la tierra. Este ser (ahora) espiritual se le apareció -según Smith- en cuatro ocasiones diferentes aquél mismo día. Se le dio a conocer que había sido elegido por Dios, en calidad de ‘'profeta'', para llevar adelante su obra divina en la tierra. Además tuvo el ‘privilegio' de serle revelado -un secreto ocultado por centurias- en el monte Cumorah (ubicado en el camino que va de Palmyra a Manchester) se encontraba enterrado desde el año 421 d. C., un libro sagrado escrito sobre planchas de oro, escritas por el ‘profeta Mormón'.

Resulta que dicho libro era de vital importancia por cuanto en él se encontraba nada más y nada menos que el Evangelio de Jesucristo en toda su plenitud, ya que las iglesias cristianas existentes (principalmente la Iglesia Católica como no podía ser de otra manera) lo habían corrompido al caer en la apostasía. Esas planchas contenía los pormenores de la vida de los primeros habitantes del continente americano como así también, la presencia de Jesucristo entre ellos y otros detalles menores. Junto a las planchas de oro se encontraban dos piedras o cristales rodeadas en aros de plata y asegurados a un pectoral llamados ‘Urim y Tummim' . Estos tenían por función posibilitar su traducción ya que estaban escritas en un idioma muy antiguo y desconocido: .......el egipcio ‘reformado' (idioma que nunca existió a lo largo de toda la historia de la humanidad, por si hubiera necesidad de aclarar).

Urim y Tummim:

Cualquiera de nosotros, no muy versados en todos los vericuetos que encierran las Sagradas Escrituras, el ‘Urim y Tumimm' no nos resulta nada familiar. Sin embargo, existen unos pocos pasajes bíblicos del Antiguo Testamento donde se los menciona, y ellos son: Exodo 28:30; Levítico 8:8; Esdras 2:63; Nehemiás 7:65; Deuteronomio 33:8; Números 27:21; 1 Samuel 28:6; 1 Samuel 14:4.

Resulta llamativo y muy ilustrativo el hecho de que en el libro de Mormón nunca se hace mención de una piedra o cristal con poder ‘vidente' y menos del ‘Urim y Tummim'. Sólo a partir de 1835 Smith comenzó a referirse a ellas en una reedición del libro "Doctrinas y Convenios 10:1 (sección XXXVI)" ya que en las ediciones anteriores de 1828 y 1833 no hay referencia alguna.

Pero a pesar de ello, ¿qué hacemos con el ‘Urim y Tummim'?.

Para entenderlo bien resultan muy ilustrativas las notas que se encuentran en la Biblia de Jerusalén (BJ) principalmente la correspondiente a 1Samuel 14,41 que dice: ‘El efod (que era una vestidura que se usaba para el culto) contenía dos objetos urim y tummim que daban una respuesta con el ‘si' o con el ‘no'. El manejo de las suertes esta reservado a los Sacerdotes levitas. Su empleo desapareció después de David'

Es decir, el urim y tummim eran usadas como un medio de revelación divina (echaban suertes por si o por no). Sin embargo ninguna de las citas responde al cómo eran, por lo que resulta arbitraria -por parte de Smith- la pretensión de identificar sus cristales o piedras ‘videntes' o ‘intérpretes' con el urim y tummim citado en la Biblia

Para abonar aún mas la idea de que los hechos relatados por el ‘profeta' no son sino fruto de sus maquinaciones mentales, tenemos la evidencia histórica de que el bueno de Joseph Smith fue condenado en 1826 por el Juez Albert Neely bajo los cargos de ‘ser una persona desordenada y un impostor por el uso de una piedra ‘vidente' para descubrir tesoros escondidos' (cfme. W. Walters en ob. cit.).

Pero no es ésta la única evidencia. La contradicción salta a la vista si nos fijamos detalladamente en los hechos: si por un lado en 1826 Smith es condenado por ‘ser un vidente impostor por el uso de una piedra vidente', y por el otro, la historia oficial mormona sostiene que recién en 1827 Smith pudo hacerse de las piedras videntes cuando el ángel Moroni le entregó el urim y tummim para traducir la sagrada revelación contenida en las planchas de oro, ¿qué hacía el ‘profeta' con una piedra vidente un año antes de serle entregada?. La impostura es evidente.

Siguiendo con el relato de la vida de Smith, éste recibió las planchas de oro de manos del ‘angel' Moroni (lo que aconteció un 27 de setiembre de 1827 en monte Cumorah) encargándole su traducción y cuidado ya que sus vecinos lo hostigarían para arrebatárselas. Sin que el extraño idioma (egipcio reformado) con el que habían sido escritas las planchas fueran una barrera para él (idioma del que no tenía idea) se abocó completamente a su traducción.

Cuenta la historia oficial que, ayudado por una especie de escribientes, Smith se tapaba el rostro con su sombrero en cuyo interior colocaba la piedra vidente. Luego iluminado por una luz que emanaba de ella, dictaba el contenido de las planchas. Y aquí surgen inevitables dudas. ¿no era que para traducir requería del urim y tummim, entonces que hacía con una piedra dentro de su sombrero?. Si Smith se tapaba el rostro con el sombrero y la piedra le decía lo que tenía que escribir ¿qué sentido tenían las planchas?, por que si se tapaba el rostro, evidentemente no las veía y si no las veía porque tenía la piedra que lo iluminaba, ¿para que las planchas que sólo se traducían con el ‘urim y tummim'?. En realidad, Smith no uso ni las planchas ni el ‘urim y tummim' pues nunca existieron, resultando el relato oficial mormón acontecimientos de una enorme incoherencia y que sólo generan confusión.

Quienes le ayudaron como secretarios (o amanuenses), fueron su esposa Emma Hale (con quien se había casado en 1827), Martín Harris (quien fue apartado por perder las primeras 116 páginas quemadas por su indignada esposa), y finalmente Oliver Cowdery y David Whitmer. A pesar de los once testimonios que certifican haber visto (en ‘visión colectiva' por supuesto) las planchas de oro y que generalmente se encuentran insertas en las primeras páginas del Libro de Mormón, muchos de estos testigos dejaron ‘verdadero' testimonio de la forma en que Smith realizó la traducción, esto es, sin las planchas de oro y sin ‘urim y tummim', y sólo con su sombrero y la piedra vidente por la que en 1826 había sido condenado por ‘vidente impostor'.

Entre otras tenemos las de:

· Emma Hale (primera esposa de Smith) en ‘Last Testimony of Sister Emma' (publicado en ‘History of the RLDS Church' -1951)

· David Whitmer (uno de los escribientes) en ‘Ad Ardes to All Believers in Christ' (1887), pag. 12.

· Martín Harris (escribiente, testigo y padrino de la primera publicación del Libro de Mormón) en ‘One of the three Witnesses' del 30/11/1881, publicado por E. Stevenson.

· Oliver Cowdery (escribiente y mano derecha de Smith) en ‘Messenger ad Advocate' - 1834 - volumen I, pag. 14.

· Isaac Hale (padre de Emma) en una declaración jurada del 20/3/1834 citado por Roger Anderson en ‘Joseph Smith's New York Reputation Reexamined' - 1990, pág. 126-128).  (Fuente: ‘¿Traducción o adivinación?', publicado por el Institute for Religious Research)

Finalmente, la traducción concluyó en 1829 y las planchas fueron ‘oportunamente' llevadas al cielo por el ‘ángel' Moroni, hecho del que no existe rastro alguno. En 1830 y con la ayuda económica de Martin Harris (según algunos bajo engaño) se imprimieron los primeros 5000 ejemplares del ‘Libro de Mormón', nombre elegido por ser considerado aquél su editor principal (cfme. ‘La Verdad restaurada', pág. 31/32).

Pero un importante hecho ocurrió antes de su publicación, específicamente un 15/5/29. En esa fecha Smith acusa la ‘aparición' de San Juan Bautista. Este le habría conferido a Joseph Smith y a Oliver Cowdery el ‘Sacerdocio de Arón', bautizándose por inmersión el uno al otro, y con ello la facultad de administrar los asuntos temporales como así también las ‘llaves del ministerio de los ángeles y del evangelio del arrepentimiento y del bautismo de inmersión para la remisión de los pecados" (cfme. ‘Doctrinas y Convenios' 20:1-4).

Poco tiempo después -siempre según Smith- fueron los mismísimos Apóstoles Pedro, Santiago y Juan quienes les confirieron el ‘Sacerdocio de Melquisedec' recibiendo así los dones del Espíritu Santo, muy especialmente el de ‘profecía'. Con todo ello se ‘restauraba (palabra muy afecta al mormonismo) la autoridad para obrar en el nombre de Dios que había en la Iglesia Primitiva' (cfme. ‘La verdad restaurada', pág. 25).  Antes de proseguir, cabe referirse aunque más no sea brevemente a la pretensión mormona de conferir a sus dirigentes los sacerdocios de Arón y Melquisedec.

Sobre el primero, el de Aron, san Pablo en Hebreos 7,11-12 dispone: "Pues bien, si la perfección estuviera en poder del sacerdocio levítico -pues sobre él descansa la ley dada al pueblo- ¿qué necesidad había ya de que surgiera otro sacerdote a semejanza de Melquisedec, y no a semejanza de Aron?" (Biblia de Jerusalen - BJ). Este claro texto permite llegar a la conclusión de que el sacerdocio levítico o arónico ha caducado como caducó la antigua Ley en virtud del sacrificio redentor de Cristo, siendo Él el único Sacerdote. En consecuencia, yerra gravemente el mormonismo al disponer su imposición ya que implica un inadmisible retorno al sacerdocio levítico del Antiguo Testamento y en consecuencia, una negación de la venida y obra redentora de Jesucristo.

En relación al sacerdocio de Melquisedec, en Hebreos 7,24 leemos: "Pero éste, el sacerdocio de Melquisedec pertenece exclusivamente a Jesucristo por ser el Hijo de Dios". (BJ). Es decir, éste sacerdocio le corresponde única, exclusiva e intransferiblemente al Mesías, al Hijo de Dios y por ende, a Jesucristo. A este precepto bíblico el mormonismo lo contradice abiertamente al pretender proporcionarlo entre sus seguidores.

Como decíamos, en 1830 es publicado por primera vez el ‘Libro de Mormón'. En las primeras páginas de cualquier versión actual del mismo aparecen los testimonios de once personas quienes ‘acreditan' haber visto las planchas de oro dadas por el ‘ángel' Moroni a Smith, con la salvedad que tal testimonio se basa en una ‘visión colectiva'....

Cabe hacer notar que de estos once testigos seis se alejaron de mormonismo principalmente por la práctica de la poligamia que ‘ferviente y activamente' ejercía Smith. Entre ellos son de importancia los abandonos de tres de sus principales colaboradores como David Whitmer, Oliver Cowdery y Tomas Harris aunque estos dos últimos, luego de un breve período, regresaron a su seno.

Con el correr del tiempo, las revelaciones de Smith se hicieron mas frecuentes erigiéndose a sí mismo como el ‘único depositario de la fe' (conf. Doctrinas y Convenios 28:2), mandando a publicar dos nuevos libros sagrados: La perla del Gran Precio y, Doctrinas y Convenios

El Mormonismo en marcha

Reunido en la casa de Peter Whitmer (sito en el municipio de Fayette, condado de Séneca, estado de Nueva York), Smith en medio de sus ‘discípulos' recibió -revelación mediante- los títulos de ‘vidente, profeta y apóstol de Jesucristo'.  Ese mismo día, un martes 6 de abril de 1830, decidió fundar (entiéndase restaurar) la Iglesia, denominándola ‘Iglesia de Jesucristo', constituyéndose el propio J. Smith en su primer presidente y Oliver Cowdery en el vice.

Al poco tiempo fue redenominada con el título con la que hoy la conocemos, esto es, ‘Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días', nombre que fue elegido en la suposición de que el final de los tiempos era cercano...... En 1831 instaló su sede central en la ciudad de Kirtland (Ohio), donde ordenó 12 nuevos apóstoles profetizando que construiría una Nueva Sión en el estado de Missouri, por lo que decidió trasladarse a la ciudad de Independence. En realidad tuvo que huir de Kirtland pues había sido condenado por estafa.

Una vez llegados a Independence su estadía allí no fue muy feliz ya que al poco tiempo fueron expulsados por su proselitismo agresivo como por los desórdenes que ocasionaban sus seguidores con los vecinos no mormones. En 1838 partieron rumbo al pueblo de Far west, donde impuso el diezmo obligatorio y profetizó que en algún lugar del condado de Jackson (Missouri) se encontraba, nada mas y nada menos, que el paraíso donde estuvieron Adán y Eva..... Al ser Smith condenado a muerte por homicidio, tuvo que huir otra vez iniciando una nueva emigración, esta vez, a la ciudad de Commerce (Illinois).

Al llegar la rebautizaron bajo el nombre de Nauvoo que -según Smíth- significaba en hebreo ‘Lugar Hermoso'. Era la profetizada Nueva Sión. Bajo tal impulso, la ciudad creció vertiginosamente sumándose a ello la llegada de oleadas de ‘colonos' convertidos por misioneros mormones.

En 1840 se dieron un estatuto que le daba autonomía con poderes administrativos, legislativos y judiciales, constituyéndose Nauvoo en una auténtica ‘teocracia'. También formó un ejército conocido como ‘Legión de Nauvoo', del cual Smith era su General. Inició la construcción de un gran Templo para recibir a Jesucristo al final de los tiempos que, profetizado en 1835, ocurriría en1891 (cfme. ‘History of the Church', volumen 2, pág. 182). Joseph Smith se encontraba en el pináculo de su gloria y fama...

El vertigionoso final de Joseph Smith

Separado de su esposa, Emma Hale, recibió una nueva ‘revelación' que legitimaba su (secreta) práctica de la poligamia. Según algunos generosos cálculos tuvo alrededor de 33 esposas y otros lo elevan a más de 45. Luego de que en 1845 quiso ser candidato a la presidencia de la Unión, debió desistir de tal idea ante el empeoramiento de la situación interna del mormonismo ya que muchos de sus seguidores cuestionaban seriamente su autoritarismo y principalmente la práctica de la poligamia.

Así, un grupo disidente fundó el diario ‘Nauvoo Expositor' mediante el cual denunciaban duramente las prácticas del ‘profeta' Smith. Este no tuvo mejor idea que entrometerse con aquellos mormones disidentes venidos a periodistas, prohibiendo su circulación, confiscando sus bienes y luego quemándolo, convirtiéndose esta acción en una auténtica profecía de tiempos contemporáneos ya que marcó el inicio de su trágico final.....

Acorralado por sus propios seguidores como por los vecinos no mormones, Smith decidió expulsar los agitadores poniendo en movimiento sus tropas (Legión de Nauvoo) para poner orden. El gobernador de Missouri, ante el desarrollo que iban tomando los acontecimientos, decidió intervenir enviando el ejercito regular. Smith trató de huir pero, presionado por sus seguidores, tuvo que afrontar la situación rindiendose a las autoridades estatales.

Junto a su hermano Hyrum y dos colaboradores llamados William Richards y John Taylor, Smith es encarcelado en la prisión de la ciudad de Carthage (Illinois), acusado de inmoralidad y otros delitos. Contradiciendo sus propias profecías vertidas en el Libro de Mormón: "Y así profetizó José, diciendo: He aquí, el Señor bendecirá a ese vidente (refiriéndose al propio Smith) y los que traten de destruírlo serán confundidos" (2 Nefi 3,14), un 27 de junio de 1844, la prisión fue asaltada por un grupo enfurecido de ciudadanos asesinando a Joseph Smith y a su hermano Hyrum. Aún hoy se desconoce el lugar exacto donde fueron enterrados sus restos.

Pronto, su figura fue resaltada entre sus discípulos como aquél que había sellado su testimonio con sangre, designándolo hasta nuestros días como ‘profeta, mártir y santo'. Sobre la figura de Joseph Smith bien vale reproducir las afirmaciones del Pbro. José Luis Sánchez Nogales quien dice: "Con 39 años acababa la vida de un hombre de personalidad enigmática y extraña. Son claros los rasgos de un carácter que no distingue bien los sueños de la realidad y que tenía la capacidad de fascinar a personas superiores a él en cultura' (cfme. ‘La nostalgia del Eterno', ed. CCS, Madrid, 1997, pág. 106).

En tal sentido W. Bartz, en su libro ‘Las sectas hoy. Doctrina, organización, difusión' ed. Queriniana, Brescia, 1986, pág. 61-70, afirma: "En efecto, en su personalidad se mezclan éxitos y fracasos, elementos sanos y otros patológicos. Esta ambigüedad hace difícil, cuando no imposible, distinguir lo que en su vida surge de un impulso verdaderamente religioso y de una conciencia de cumplimiento de una misión, de todo aquello que proviene de otras fuentes (....) Un hombre cuya anormalidad psíquica y cuyas falencias morales son de tal peso, un hombre que publica como revelaciones morales un libro lleno de imposturas, que legitima la propia poligamia remitiéndose a la aprobación revelada de Dios, no puede ser el enviado por Dios para fundar una Iglesia" (citado por Pietro Canova en ‘Las Sectas, un volcán en erupción', ed. Paulinas, Bs. As., 1991, pág. 59). Quizás la muerte de un ‘profeta' tan peculiar como lo fue Joseph Smith hubiera significado en cualquier otro caso el final de la aventura religiosa, sin embargo en el caso mormón, la aparición providencial de la figura de Brigham Young lo impidió.

Brigham Young, un ‘despótico' reorganizador (1804-1877)

Muerto el ‘profeta' Smith se instaló en las huestes mormonas un estado de incertidumbre interna motivada por el ‘que hacer ahora' con la organización y quien sería el encargado de dirigirla. En ese estado es cuando aparece Brigham Young -ex carpintero- quien rápidamente tomó las riendas de la iglesia, las que no soltaría hasta su muerte.

De carácter violento y manejo despótico (impuso su voluntad con mano de hierro) fue elegido primeramente como ‘Presidente del Consejo de los Doce Apóstoles' y luego (1847) como ‘Presidente de la Iglesia mormona' con los títulos de ‘profeta, vidente y revelador infalible'. Sus enseñanzas y doctrinas fueron consideradas ‘palabra de Dios', muchas de las cuales tienen vigencia hasta el día de hoy (algunas abiertamente y otras son mantenidas en secreto).

Hacíamos referencia, precedentemente, del fuerte carácter de Young. Esa característica le hizo tomar medidas muchas veces audaces, como la que lo llevó a realizar uno de los acontecimientos más importantes de la historia mormona: el éxodo.

Este da comienzo con la expulsión de los mormones de Nauvoo (Illinois) por parte del gobernador Ford.

B. Young debió actuar con rapidez y el 4 de febrero de 1846 decidió marchar, junto a todo el pueblo mormón, hacia el oeste. Según diversos relatos que tenemos del hecho, la marcha fue larga y penosa. Durante algo más de un año recorrieron 2000 km a pie o en carros, hasta que en julio de 1847 llegaron a orillas del Lago Salado. Allí se encontraron con un espectáculo desolador. Estaban ante una planicie desértica e inhóspita, sin embargo Young (visión mediante) decidió que ese era el lugar querido por Dios para constituir ‘la nueva Sion', fundando la ciudad de Salt Lake City.

Al cabo de unos pocos años, convirtieron aquel inhabitable paraje en un vergel, motivando una fuerte acción inmigratoria que provocó su rápido crecimiento. No resulta exagerado afirmar que el éxodo mormón tuvo ribetes épicos y por ello, Brigham Young es considerado por el mormonismo como el ‘Moisés moderno'. El desarrollo fue vertiginoso. En 1849 se dieron una constitución y gobierno propio de tipo teocrático. El territorio mormón fue admitido por el Congreso de la Unión en 1859, bajo el nombre de Utah, y en 1894 como un nuevo Estado. Intimados por el gobierno federal a participar con reclutas en la guerra con México, Young formó el ‘Batallón Mormón', que si bien no participó en batalla alguna, tuvo un recorrido notorio. También dio inicio de un gran Templo el que recién fue concluido en 1893.

Otro hito en la historia mormona lo constituye la aprobación oficial de la practica poligámica (1852). Young, al igual que su antecesor Joseph Smith, fue un asiduo practicante ya que -según los historiadores- tuvo 17 esposas (algunos aumentan el número a 27) y 56 hijos. Dicha declaración trajo sus consecuencias. El gobierno central (bajo la presidencia de Buchanan) enterado de ello como así también de la intención mormona de constituir un estado teocrático decidió enviar tropas federales para sofocar tales ideas. Sin embargo el acontecimiento no pasó a mayores, salvo que en 1857 Young fue destituido del cargo de gobernador en el que había sido designado con anterioridad. En 1882 el Congreso norteamericano prohibió definitivamente la poligamia. En 1894 el presidente mormón Woodrof expidió un memorial desaconsejando la práctica poligamica entre los fieles, y en 1904 el sexto presidente de la iglesia mormona, J. Fielding, rechazó la practica poligámica bajo pena de excomunión. Bien vale aclarar que el mormonismo disidente (originado por sucesivos cismas) aún la mantiene vigente.

Bajo la presidencia de Brigham Young la iglesia mormona vivió etapas de gran desarrollo económico, principalmente por su decisión de no participar de la guerra de la secesión norteamericana, a pesar de ser un racista militante cuya irracional convicción la manifestó con claridad al revelar e imponer la doctrina de que los negros eran los descendientes de Caín, malditos por la eternidad y por ende, destinados a la esclavitud. A pesar de haberla sostenido hasta hace muy poco, es una doctrina que -junto a otras varias- el mormonismo contemporáneo procura ocultar.

Como lo hemos dicho anteriormente, Young tenía un carácter autoritario y un manejo despótico de la organización. Esta situación produjo numerosos cismas originados por aquellas voces que se alzaron en su contra. Entre las principales divisiones se encuentran las siguientes:

1) Iglesia Reorganizada de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días: fue fundada por Emma Hale (primera esposa de Joseph Smith) y por su hijo Joseph Smith III. Ante la elección de Brigham Young como presidente de la iglesia mormona, consideraron que se violaba la voluntad del ‘profeta' que el 17 de enero de 1844 había establecido que su dirección sólo estaba reservada para sus herederos. Rechazan muchas de las doctrinas actuales del mormonismo oficial como los ritos secretos, los matrimonios sellados, el bautismo de los muertos, la creencia en varios dioses, etc. (fuente: César Vidal Manzanares en ‘Nuevo Diccionario de Sectas y Ocultismo' , ed. Verbo Divino, 1998, pág. 165).

2)Iglesia de Jesucristo: William Brickerton (junto al consejero de Smith, S. Rigdon) fue su fundador. Su principales sedes se encuentran en Pennsylvania y Kansas.

3) Iglesia de Cristo. Templo de Lot: fue fundada por G. Hendrick. El cisma se origina por aquellos mormones que se negaron a obedecer a Brigham Young cuando decidió abandonar Nauvoo para dirigirse al oeste. En 1867 se instalaron en Independence (Missouri) lugar señalado por Joseph Smith para construir el Templo Mormón. Ese lugar en considerado por el mormonismo en su conjunto como un lugar sagrado.

Mas allá de estos acontecimientos, mucho le debe el mormonismo a Brigham Young que sin su gran capacidad organizadora y tenacidad quizás se hubiera extinguido o dividido en un una innumerable cantidad de grupusculos irrelevantes. Puede decirse que el actual rostro de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días se lo debe al accionar de este singular personaje. Brigham Young murió un 29 de agosto de 1877.

El rostro actual del mormonismo

La jerarquía mormona está constituida por dos órdenes jerárquicos. Uno lo constituye el grupo de los ‘espirituales' que son lo que recibieron el sacerdocio de Melquisedec. Estos son: un Presidente vitalicio o ‘profeta' (vidente y revelador), un Consejo de Doce Apóstoles (están a cargo de las zonas conforme dividen las misiones en el mundo); el grupo de los Setenta y Dos (supervisan las misiones en cada país); los Patriarcas (bendicen y consuelan) y los Jefes de comunidades locales o ‘elder',

Por otro lado, están los que sólo han recibido el sacerdocio de Aron (que siempre es previo al de Melquisedec). Ellos están a cargo de las cuestiones temporales de la iglesia y cuyos cargos son: obispos, sacerdotes, instructores y diáconos. Internamente dividen la organización en ‘estacas' cuyos edificios tienen una capacidad aproximada de 2000 personas y estas a su vez se subdividen en ‘ramas o barrios' con una capacidad de hasta 150 personas.

El pago del diezmo es obligatoria, constituyendo un aporte inmenso para las arcas de la iglesia, a lo que debe sumarse los ingresos de diversa actividad económica que la secta desarrolla en diversos campos. Todo ese dinero sirve no sólo para garantizar su propia subsistencia sino también para solventar la gran actividad misionera que desarrollan Para ello, cuentan con más de 40.000 jóvenes mormones quienes no reciben remuneración alguna por su actividad misionera sino que sus gastos son costeados por sus propias familias. Poseen la universidad privada más grande de EEUU, la Brigham Young University a la que concurren más de 12000 estudiantes.

Un aspecto muy negativo de su accionar lo constituye su intervención en la política exterior norteamericana y sus organismos de seguridad en lo que podríamos llamar ‘lucha maniquea' llevada adelante por los EEUU contra el comunismo y sus derivados, principalmente en las décadas de los '60 a los '80. Por tal motivo se los acusa de haber prestado sus servicios facilitado información, a través de su actividad misionera, y prestando colaboración a diversos gobiernos dictatoriales latinoamericanos (en tal sentido, Florencio Galindo en ‘El fenómeno de las Sectas Fundamentalistas', ed. Verbo Divino, 1994, pág. 369; César Vidal Manzanares en ‘La psicología de las Sectas', ed. Verbo Divino, 1991, pág. 19-21)

Como hecho positivo merece destacarse su fuerte acción ‘pro-vida y pro familia' promoviendo que la vida de sus fieles se ajuste a las normas de una ética cristiana. Sin embargo, "ello no obsta para que desde la lectura de su teología, existan gravísimos reparos frente al conjunto de la doctrina mormona sobre la Escritura, Dios, Jesucristo, la Iglesia, los Sacramentos, etc., que objetivamente conducen a negar que este movimiento pueda ser una ‘Iglesia cristiana'. De hecho, no es admitida como tal por las mismas iglesias cristianas de larga y reconocida tradición' (cfme. ‘La Nostalgia del Eterno', ed. CCS, 1997, pág. 117).

Conclusión

Como es común en todos los grupos o movimientos de corte fundamentalista, como es el caso de los Mormones, florecen donde no existe una Pastoral integradora del todo y de todos. Creemos que para el Catolicismo latinoamericano, la masiva presencia de las sectas constituye uno de sus principales desafíos. Sabemos que ante la existencia de verdaderas ‘plagas' que hoy afectan al hombre común, como lo son la pobreza, la desocupación, el abandono y la ignorancia exige -sin solución de continuidad- de una decidida acción orientada hacia la promoción humana. Sin embargo, aquí cabe preguntarnos ¿resulta suficiente ello para frenar la, si se quiere, deshonesta actividad proselitista que caracteriza a dichos grupos? ¿puede considerarse legítimo por parte de quienes tienen a su cargo salvaguardar la salud espiritual de sus fieles no reaccionar organizadamente ante tal desafío? y en su caso, ¿cuál es el momento indicado para hacerlo?.

Sobran para tomar como ejemplo los informes de diversas diócesis y parroquias que denuncian el disolvente accionar de las sectas, con quienes no sólo resulta infructuoso todo intento de diálogo ecuménico, sino que lo que es aún peor, siembran entre la población en general y las familias en particular, división y confusión. Lúcidamente el Pbro. Florencio Galindo diagnostica: ".....es indiscutible que aún la población bautizada católica carece en su gran mayoría de sólida formación en la Fe; por eso los principios cristianos cuentan poco para la convivencia social y están totalmente ausentes de las estructuras económicas y políticas del continente. (....) En todos los casos, América Latina pierde hoy rápidamente su identidad católica, especialmente bajo el influjo de dos factores: el secularismo, común con otras regiones del mundo, y la proliferación de las ‘sectas' (cfme. J.L. Sanchez Nogales en ‘El fenómeno de las Sectas Fundamentalistas', ed. Verbo Divino, pág. 359).

Por ende, la acción evangelizadora que ha se ser ‘nueva en el ardor, nueva en los métodos y nueva en las expresiones' como ha dicho S.S. Juan Pablo II, deberá dirigirse a proclamar la plenitud de la Buena Nueva, a enseñar a compartirla con otros como así también, a prepararnos para defender la Fe Católica ante las insidias e injustos ataques que emanan de los grupos sectarios. Con la confianza de que lo que es ‘imposible para el hombre, es posible para Dios' (Lucas 18,27) no temamos en pedir al Señor -que nunca abandona su rebaño- acuda en ayuda de su Iglesia en estos difíciles tiempos.

 

Por Gabriel Ernesto


 

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