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Estimado Oscar:
El tema que trata su carta es muy importante. Usted menciona la posibilidad de que los Papas sean personas corruptas, y se pregunta si la Iglesia registra estos hechos.
Cuando Jesucristo estableció su Iglesia, la quiso construir sobre los Apóstoles, aunque se sobreentiende que es el mismo Jesucristo el fundamento último, y que nadie puede poner otro fundamento, como dice la misma Biblia en 1Cor 3,11; pero la misma Biblia nos habla de los Apóstoles como de "columnas" o "fundamentos" o "piedras", de modo que debemos entender que Jesús ha hecho participar a otros de su oficio – se puede ver como ejemplo Efesios 2,20.
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Mateo 16,18: Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi Iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.
Mucho se ha comentado acerca de ese versículo. Algunos dicen que "esta roca" no hace referencia a Pedro sino a lo que Pedro acababa de confesar en el versículo 16. Pero fíjense qué curioso lo que pasa en el 17, donde Jesús llama a Pedro por su nombre original, Simón. Luego le llama Pedro ¿Porqué digo esto? Observen estos versículos:
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Tu eres "Pedro"
Según los planes de Dios, el nombre de una persona es muy importante, especialmente el nombre de Dios (Ver Dt 5, 11; Ex 3, 14 "Yo Soy"; Is 43, 1; y Ap 3, 5).
La Biblia nos muestra algo significativo: cada vez que Dios cambia el nombre de una persona no es por casualidad sino por una razón. El nombre corresponde a su nueva IDENTIDAD, FUNCION Y/O MINISTERIO.
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(Tradujo Leonel Hernández Q.)
Desde las obscuras villas pesqueras de Cafarnaún en las riveras de Galilea, Simón hijo de Juan asciende al lugar de mayor importancia en la Iglesia naciente. Cuando Simón fue escogido como discípulo, Jesús le informa que su nombre será cambiado a Kefas (que quiere decir roca) < Jn 1,42 >. La vida de Simón Pedro que inicia como la de un sencillo pescador, finaliza en un glorioso martirio en la ciudad imperial de Roma.
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Quiero comenzar contando una historia. Es la historia de un rey sabio y bueno que vivió hace 3.000 años en el Medio Este. Si bien este rey cometió errores -algunos muy serios y por los que fue castigado- continuó siendo el rey piadoso y devoto que la Biblia describe como un hombre 'según el corazón de Dios' (1Sam 13,14).
El Rey David agradó tanto a Dios que logró hacer un pacto especial con El. Dios prometió que le sucedería una gran dinastía después de él. Incluso le daría un descendiente -un hijo- quien se convertiría en el gran libertador del pueblo de Israel, el tan esperado Mesías que Dios había prometido algún tiempo atrás y que sería el grande y glorioso Hijo de David, el mismo que crearía un gran reino que llegaría a impresionar al propio David.
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