En otro estudio, A la caza de la Ramera de Babilonia, examinamos nueve argumentos dados por el fundamentalista Dave Hunt para su afirmación de que la Iglesia Católica es la Prostituta de Babilonia de Apocalipsis 17–18. Sus argumentos son los típicos de los fundamentalistas anticatólicos, y es fácil probar que son erróneos. (Ver ese tratado para detalles).
Pero podemos ir más allá de una crítica simple de los superficiales argumentos anticatólicos como los de Hunt. Hay pruebas irrefutables en Apocalipsis 17–18 (los capítulos que los fundamentalistas gustan de citar contra la Iglesia Católica) que demuestran que es imposible que la Iglesia Católica sea la Prostituta.
Una visión en el desierto
Cuando Juan introduce a la Prostituta en Apocalipsis 17, nos dice:
"Vino entonces uno de los siete ángeles que tenían siete copas y me habló diciendo: "Ven, te enseñaré el castigo de la gran prostituta que se sienta sobre muchas aguas; con ella fornican los reyes de la tierra y los habitantes de la tierra se embriagaron con el vino de su prostitución". Y me condujo en espíritu al desierto. Y vi a una mujer sentada sobre una bestia de color escarlata, cubierta con nombres de blasfemia, la cual tenía siete cabezas y diez cuernos. La mujer estaba vestida de púrpura y escarlata, enjoyada con oro, piedras preciosas y perlas; llevaba en su mano una copa de oro llena de las abominaciones e impurezas de su fornicación, y en su frente un nombre escrito que es un misterio: "La gran Babilonia, la madre de las fornicaciones y las abominaciones de la tierra". Y vi a la mujer que se embriagaba con la sangre de los mártires de Jesús. Después de verla, quedé asombrado y muy sorprendido" (Ap. 17:1–6).
Este pasaje nos dice varias cosas de la Prostituta:
(1) Es un poder internacional, dado que "se sienta sobre muchas aguas" que representan pueblos distintos (17:15), y con ella fornican "los reyes de la tierra" y ha inflamado a "los habitantes de la tierra" con su fornicación.
(2) Esta ligada con la Bestia de siete cabezas de Apocalipsis 13:1–10. Esa Bestia era un gran imperio pagano, dado que su simbolismo combinaba elementos animales de otros cuatro grandes imperios paganos (compárese Ap. 13:1–2 con Dan. 7:1–8).
(3) La Mujer está ligada con la realeza, dado que va vestida con el color real de la púrpura.
(4) La Mujer es rica, pues está "enjoyada con oro, piedras preciosas y perlas; llevaba en su mano una copa de oro".
(5) Ha cometido alguna clase de fornicación, que en la Escritura es a menudo un símbolo de falsa religión o de falta de fidelidad al Dios que creó el cielo y la tierra.
(6) Se la conoce simbólicamente como Babilonia.
(7) Es causa central de "abominaciones" en la tierra, abominaciones que son una referencia a prácticas, especialmente religiosas, que ofenden a Dios.
(8) Persigue a los cristianos "los santos y ... mártires de Jesús."
Mientras que el resto de la descripción podría referirse a cosas diversas, la designación simbólica "Babilonia" sólo deja dos posibilidades: la Roma pagana y la apóstata Jerusalén. Es bien sabido que los primeros Padres de la Iglesia se referían a la Roma pagana como "Babilonia"; sin embargo, hay también en el Apocalipsis indicaciones de que la Prostituta podría ser la apóstata Jerusalén. Históricamente, diversos comentaristas, tanto protestantes como católicos, han adoptado esta interpretación.
Las Siete Cabezas
Continuando con el Apocalipsis, el ángel empieza a explicar a Juan el simbolismo de la mujer:
"Aquí se precisa tener inteligencia y sabiduría. Las siete cabezas son siete montañas sobre las cuales se sienta la mujer. Son también siete reyes, cinco de los cuales han caído, uno vive y el otro todavía no ha venido, y cuando venga ha de durar poco tiempo " (Ap. 17:9–10).
Los fundamentalistas suponen que estas siete montañas deben ser las siete colinas de la antigua Roma. Sin embargo, la palabra griega original, horos, casi siempre se traduce como "montaña" en vez de "colina". Las montañas son a menudo símbolos de reinos en la Escritura (cf. Sal. 68:15; Dan. 2:35; Abd. 8–21; Amós 4:1, 6:1), lo cual podría ser la razón por que las siete cabezas también simbolizan siete reyes. Las montañas podrían así representar una serie de siete reyes, cinco de los cuales ya han caído.
Este pasaje nos da una regla clave de la exégesis bíblica que a menudo es rechazada por los fundamentalistas: un símbolo no tiene necesariamente que referirse a una sola cosa. Aquí la misma Escritura nos dice que las cabezas se refieren tanto a siete montañas como a siete reyes, lo cual significa que el símbolo tiene múltiples interpretaciones. Así, no hay en la Biblia una correspondencia uno a uno entre los símbolos y sus referentes.
Las montañas podrían también ser una referencia a la Roma pagana, con todo la Prostituta aún podría ser una referencia a la apóstata Jerusalén. En este caso, el que esté sentada sobre la Bestia no indicaría una localización geográfica sino una alianza entre los dos poderes. La Prostituta (Jerusalén) estaría aliada con la Bestia (Roma) en la persecución de "los santos y ... los mártires de Jesús." (Nótese que la Prostituta también se sienta sobre muchas aguas, de las que se nos dice que son muchos pueblos, [cf. 17:15]. El contexto deja claro que el "sentarse" sobre algo no se refiere a una localización geográfica).
Este pasaje nos da una razón por que la Iglesia Católica no puede ser la Prostituta. Se nos dice que las cabezas "son también siete reyes, cinco de los cuales han caído, uno vive y el otro todavía no ha venido". Si cinco de estos reyes han caído en los días de Juan y uno de ellos todavía existía, entonces la Prostituta debía existir en los días de Juan. A pesar de eso, la Roma cristiana y la Ciudad del Vaticano no existían aún. Sin embargo, la Roma pagana tenía una línea de emperadores, y la mayoría de comentaristas la ven como la línea de reyes a que se refiere 17:10. Cinco de estos emperadores son mencionados como ya caídos, uno como aún reinante en tiempos de Juan, y otro por venir. Puesto que Jerusalén no tenía tal línea de reyes en el siglo I, esto nos da pruebas de que la Bestia (aunque no la Prostituta) es Roma.
Los diez cuernos
El ángel también interpreta para Juan el significado de los diez cuernos de la Bestia:
"Los diez cuernos que has visto son diez reyes que todavía no han recibido el reino, pero recibirán junto con la Bestia la potestad real por una hora. Todos ellos coinciden en entregar a la Bestia su fuerza y potestad. Estos lucharán contra el Cordero, pero vencerá el Cordero, porque es Señor de señores y Rey de reyes, y los que con él han sido llamados, elegidos y fieles". (17:12–14).
Esto nos muestra que la Bestia se ha aliado con diez gobernantes menores y con sus propios territorios. Algunos fundamentalistas que pretendieron hacer que esto se aplicara a los tiempos modernos y a la Iglesia Católica han sostenido que los cuernos se refieren a la Comunidad Europea (CE) y a un redivivo Imperio Romano con la Iglesia Católica a la cabeza. El problema es que hay diez reyes, pero ahora hay más de diez naciones en la CE.
Si embargo, lo que se nos dice sobre los cuernos se ajusta a uno de los otros candidatos que tenemos para la Prostituta: la apóstata Jerusalén. El ángel dice a Juan:
"Los diez cuernos que has visto y la Bestia aborrecerán a la prostituta y la dejarán solitaria y desnuda, comerán de sus carnes y a ella la quemarán en el fuego. Pues Dios ha inspirado en sus corazones la determinación de cumplir su propio plan y ponerse de acuerdo en entregar a la bestia su soberanía, hasta que se cumplan las palabras de Dios" (17:16–17).
Si la Prostituta es Jerusalén y la Bestia es Roma (con los diez cuernos como estados vasallos), entonces la profecía tiene perfecto sentido. La alianza entre ambos en la persecución de los cristianos se rompió en 66–70 d.C., cuando Roma y sus aliados conquistaron Israel y luego destruyeron, saquearon y quemaron Jerusalén, exactamente como había profetizado Jesús (Lucas 21:5–24).
La autoridad de la Prostituta
Finalmente, el ángel dice a Juan:
"Y la mujer que has visto es la gran ciudad que tiene soberanía sobre los reyes de la tierra" (17:18).
Esto apunta de nuevo a la Roma pagana o a la apóstata Jerusalén. En el primer caso, el dominio sería político; en el segundo podría ser varias cosas. Podría ser el dominio espiritual de Jerusalén sobre la religión del verdadero Dios. Podría ser una referencia a la manipulación en la persecución de los cristianos ejercida sobre los gentiles por ciertos judíos y líderes judíos.
Incluso podría ser un dominio político, dado que Jerusalén era el centro del poder político en Canaán y, bajo la autoridad de los romanos, gobernaba una considerable cantidad de territorios y pueblos menos poderosos. En tal caso "los reyes de la tierra [tierra: planeta Tierra]" serían "los reyes de la tierra [tierra: territorios cercanos a Israel]" (la expresión griega puede traducirse de ambas formas, como la castellana). Tales gobernantes locales de la tierra de Canaán naturalmente estarían resentidos con Jerusalén y desearían cooperar con los Romanos en su destrucción, exactamente lo que la historia dice que hicieron. Pueblos locales no judíos fueron usados por los romanos en la captura de Jerusalén.
El centro del comercio mundial
Continuando con el capítulo 18, Juan ve la destrucción de la Prostituta, y se nos revelan varios hechos que también muestran que no puede ser la Iglesia católica. Primero, es mostrada como un gran centro del comercio internacional. Cuando es destruida en el capítulo 18, leemos que
"llorarán también y se lamentarán por ella los comerciantes de la tierra porque ya ninguno comprará sus productos" (18:11)
y también
"todo timonel y todos los que navegan por allí, los marineros y los que faenan en el mar... gritaban y lloraban lamentándose: "¡Ay! ¡ay! ¡La gran ciudad, de cuya opulencia se enriquecieron los que tenían barcos en el mar!" (18:17–19).
La Roma pagana era ciertamente el centro del comercio mundial en su tiempo, apoyada por su dominio del tráfico marítimo en el Mediterráneo, pero la Roma cristiana no es el centro del comercio mundial. Tras la Reforma, el centro económico de poder estuvo situado en Alemania, Holanda, Inglaterra, y más recientemente en los Estados Unidos y Japón.
Persiguiendo a los apóstoles y los profetas
Cuando la Prostituta cae leemos:
" '¡Alégrate por ella, cielo, y también vosotros los santos, apóstoles y profetas, porque al condenarla a ella, Dios ha vengado vuestra causa!'... En ella fue hallada la sangre de los profetas, de los santos, y de todos los que fueron sacrificados en la tierra" (18:20, 24).
Esto muestra que la Prostituta persiguió no solo a cristianos, sino a apóstoles y profetas. Los apóstoles existieron solo en el siglo primero, dado que uno de los requisitos para ser apóstoles era haber visto al Cristo resucitado (1 Cor. 9:1). Los profetas existieron como grupo solo en el Antiguo Testamento y en el siglo primero (Hechos 11:27–28, 13:1, 15:32, 21:10).
Dado que la Prostituta persiguió a apóstoles y profetas, la Prostituta debe haber existido en el siglo primero. Esto destruye completamente la pretensión de que la Roma cristiana o la Ciudad del Vaticano son la Prostituta. Roma no era entonces una ciudad cristiana y la Ciudad del Vaticano ni siquiera existía, así que ninguno de ellos podría ser la Prostituta. Además, los fundamentalistas afirman continuamente (aunque erróneamente) que el mismo catolicismo no existía en el siglo primero, ¡lo cual quiere decir que si nos basamos en su propio argumento el catolicismo no podría ser la Prostituta!
Los fundamentalistas se han hartado de conjeturar que en los últimos días habrá un "Imperio Romano redivivo", como el que persiguió a los cristianos en el siglo primero. A pesar de ello, nunca sacan la conclusión de que este imperio estaría encabezado por una rediviva Roma pagana, con el obispo de Roma encabezando la resistencia cristiana, exactamente como hizo en el siglo primero.
Aún más, Apocalipsis 18:20 y 18:24 prueban que la Prostituta tenía que ser una criatura del siglo primero, lo cual, a decir de los fundamentalistas, no era la Iglesia católica. De esta forma, según su propio punto de vista, ¡su identificación de la Iglesia católica con la Prostituta es completamente imposible! Solo la antigua Roma pagana o la apóstata Jerusalén podrían ser posiblemente la Prostituta.
Si no la Prostituta, la Esposa
El hecho de que la Iglesia católica sea señalada por los fundamentalistas como la Prostituta revela que intuyen el hecho de que tiene un importante papel en el plan de Dios. Ninguna otra iglesia se ve acusada de ser la Prostituta, salvo la Iglesia católica. Y es comprensible el porqué: la Iglesia católica es el mayor cuerpo cristiano, mayor que todos los otros juntos, lo que sugiere un lugar destacado en el plan de Dios. Los fundamentalistas dan por hecho, sin juzgar las pruebas racionalmente que la Iglesia católica no puede ser la Esposa de Cristo, así que debe ser la Prostituta de Babilonia.
A pesar de todo, las pruebas de su verdadero papel son aplastantes. El Concilio Vaticano I enseñó que "la misma Iglesia... a causa de su maravillosa propagación, su excepcional santidad y su constante fructificar en buenas obras; por su católica unidad e invencible estabilidad, es un muy grande y perpetuo motivo de credibilidad y un testigo inagotable de su propia misión divina" (Sobre la fe católica 3).
Así, ¿por qué la Esposa es difamada como la Prostituta? El mismo Jesús respondió a la pregunta:
"Si al padre de familia han llamado Beelzebul, cuanto más dirán de los de su casa" (Mt. 10:25).
Y en otro lugar:
"Si el mundo os odia, sabed que me ha odiado a mí antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo, pero como no sois del mundo...el mundo os odia. Acordaos de la palabra que os dije: 'No es el siervo más que su señor'. Si a mí me persiguieron, también a vosotros os perseguirán" (Juan 15:18–20)
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