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Por: Richbell Meléndez

 

El purgatorio es la creencia en un estado de purificación final por el cual todas las personas debemos de pasar antes de entrar al reino de los cielos, ya que recordemos que en el cielo no entrara nada manchado (Ap 21, 27) y ante Dios debemos de presentarnos en total santidad (1 Pe 1, 16) sin embargo hay personas que se oponen a esta creencia, no por lo que enseña sino por tergiversarla o por el simple hecho de que fue la Iglesia Católica quien la definió con su autoridad mediante algunos concilios como lo observa el Catecismo.

 

“La Iglesia llama purgatorio a esta purificación final de los elegidos que es completamente distinta del castigo de los condenados. La Iglesia ha formulado la doctrina de la fe relativa al purgatorio sobre todo en los Concilios de Florencia (cf. DS 1304) y de Trento (cf. DS 1820; 1580). La tradición de la Iglesia, haciendo referencia a ciertos textos de la Escritura (por ejemplo 1 Co 3, 15; 1 P 1, 7) habla de un fuego purificador” (Catecismo de la Iglesia Católica #1031)

 

La Iglesia Católica no invento el purgatorio de la nada, como alegan algunos protestantes, sino que como se aprecia en el Catecismo, esta se fundamentó en textos de la Escritura que implica la existencia de un proceso de purificación de la persona. A pesar de estas referencias bíblicas muchos prefieren ignorarlo y alegar que el purgatorio no existe, sin embargo, si la persona deja sus prejuicios contra la Iglesia Católica y se decide a entender la esencia del purgatorio, podrá llegar a aceptarla por simple sentido común.

 

Martín Lutero es un ejemplo de esto, cuando antes de adoptar la idea del “sueño del alma” (1542) que fue el error que lo llevo a negar posteriormente la creencia en el purgatorio, escribió en 1521 lo siguiente:

 

La existencia de un purgatorio nunca la he negado. Todavía sostengo que existe, como he escrito y admitido muchas veces, aunque no he encontrado manera de probarlo de manera incontrovertible a partir de las Escrituras o la razón … en fin, yo mismo he llegado a la conclusión de que hay un purgatorio, pero no puedo obligar a nadie a que llegue al mismo resultado.” (Defensa y explicación de todos los artículos (1521) en Luther's Works , 32:95.)

 

Se puede apreciar que cuando la persona no tiene prejuicios contra la Iglesia o ideas equivocadas, puede aceptar la existencia del purgatorio, aunque no pueda probarla a partir de las Escrituras o la razón. Pero es que, de hecho, la creencia en el purgatorio si puede probarse por las Escrituras, pero también a partir de la razón, como lo menciona el filósofo y teólogo protestante Gottfried Wilhelm Leibniz quien afirmo lo siguiente:

 

«Yo personalmente sostengo que un cierto castigo temporal después de esta vida es bastante razonable y probable (...) La remisión de los pecados que nos libra de los dolores del infierno en virtud de la sangre de Jesucristo no impide, sin embargo, que haya todavía algún castigo en esta vida o en la otra, y la que está en almacenar para nosotros en la otra vida que sirve para purgar las almas se llama purgatorio. La Sagrada Escritura lo insinúa, y la razón lo respalda con el argumento de que según las reglas del gobierno perfecto, que es el gobierno de Dios, no debe quedar ningún pecado completamente impune.» (Citado en Purgatory: Philosophical Dimensions - Kristof Vanhoutte, Benjamin W. McCraw. pp. 112-113)

 

Entonces el purgatorio se puede probar por las Escritura y por la razón, pero el protestante debe de dejar los prejuicios y no tergiversar la doctrina para poder aceptar el purgatorio. En la concepción escatológica protestante se puede concebir la doctrina del purgatorio.  

 

LA DOCTRINA DEL PURGATORIO Y LA CONCEPCIÓN ESCATOLOGICA PROTESTANTE DE UN BAUTISTA.

 

El filósofo religioso protestante bautista Jerry L. Walls después de haber escrito sobre el cielo y el infierno, completo una trilogía con un libro sobre el purgatorio, titulado "Purgatory: The Logic of Total Transformation" (2011).

 

El mismo recibió una crítica positiva en la Universidad Católica Romana de Notre Dame Philosophical Reviews .

 

"Históricamente informado, filosóficamente competente y teológicamente alerta, el resultado es un libro impresionante. Su objetivo no es probar que una doctrina del purgatorio sea verdadera. Es sugerir que, en una comprensión dada del purgatorio, las Escrituras no entran en conflicto con ella, las doctrinas cristianas centrales no son inconsistentes con ella, y la gracia no es negada por ella. En cambio, la gracia se cumple a través de ella. "

 

La web protestante "El Siglo Cristiano" sugirió que, si los protestantes siguieran la lógica de Walls, podrían aceptar su punto de vista de un estado intermedio sin llamarlo purgatorio.

 

Dentro de la cristiandad temprana, él encuentra "pistas bíblicas del purgatorio" y las examina. En una encuesta de escritores cristianos, a quien llama los "Padres y Madres del Purgatorio", Walls encuentra el comienzo de la doctrina del purgatorio en sus escritos. Estas tres fuentes condujeron al "nacimiento del purgatorio" en el siglo XII. El siglo XIII vio los comienzos de la adopción del purgatorio y su adopción como doctrina en 1274.

 

Walls no basa su creencia en el purgatorio principalmente en las Escrituras, las Madres y Padres de la Iglesia,(autoridad doctrinal) de la iglesia católica. Más bien, su argumento básico es que, en una frase que usa a menudo, "tiene sentido".

 

Para Walls, el purgatorio tiene una lógica como en el título de su libro. Walls documenta el "contraste entre los modelos de satisfacción y santificación" del purgatorio. En el modelo de satisfacción, "el castigo del purgatorio" es satisfacer la justicia de Dios.

 

En el modelo de santificación, Wall escribe que "el Purgatorio podría ser representado ... como un régimen para recuperar la salud espiritual y volver a la forma moral".

 

Jerry L. Walls también menciona un punto importante que permite entender el porqué los protestantes comenzaron a rechazar la creencia en el purgatorio, en un artículo titulado “Purgatorio para todos” (2002) nos dice que si el protestantismo fuera entendido la justificación por la fe como la entendió el cristianismo anterior al protestante que como señala Alister Mcgrath solo invento un “novun teológico” respecto a la doctrina de la justificación, las objeciones contra el purgatorio serían irrelevantes.

 

Algunos protestantes van tan lejos como para insistir en que el purgatorio equivale a una negación de la justificación por la fe. Sin embargo, insisto en que todo depende de lo que se entienda por justificación y por la fe . Como ha demostrado Alister McGrath, la visión tradicional era que la justificación implica en realidad hacernos justos, y que esto es lo que finalmente nos restaura a una relación amorosa con Dios. Fue una innovación protestante separar la justificación de la santificación e interpretar la primera principalmente en términos legales y forenses. Pero dado que la justificación así entendida no nos hace realmente justos, es simplemente irrelevante como objeción al purgatorio.

 

Interesante comentario, el rechazo a la doctrina del purgatorio es por una tergiversación de la doctrina de la justificación por la fe, en otras palabras, gracias al “novun teológico” de la “sola fide” protestante es que el protestante comenzó a rechazar la creencia en el purgatorio. Pero aun así, si apelamos a la razón, podemos confesar lo esencial y luminosa que es la doctrina del purgatorio como lo hizo el apologista anglicano C.S. Lewis.

 

RECONOCIDO PROTESTANTE C.S LEWIS CONFESABA LO ESENCIAL Y LUMINOSA QUE ES LA DOCTRINA DEL PURGATORIO.

 

El escritor inglés Joseph Pearce en su libro “C.S. Lewis y la Iglesia católica” comenta lo siguiente respecto a la creencia de este apologista ingles, honrado por muchos protestantes y católicos como lo fue C.S. Lewis.

 

"Precisamente al ver la transformación y purificación del alma por la gracia de una forma tan clara y dramática, C.S Lewis acaba por entender que la doctrina del Purgatorio es no solo esencial, sino luminosa. Le dedicó bastante espacio en "Si Dios no escuchase. Cartas a Malcolm," su último libro, publicado póstumamente en 1963.

 

«Nuestras almas necesitan el purgatorio, ¿verdad? Se nos partiría el corazón si Dios nos dijese: “Hijo mío, es verdad que te huele el aliento y tus harapos chorrean mugre y lodo, pero somos caritativos y nadie te va a regañar ni se va a apartar de ti por eso. Entra en el cielo”. Si fuese así, responderíamos: “Con todo el respeto, Señor, y si no hay inconveniente, preferiría que me lavasen primero”. “Pero igual te duele”. “Incluso así, Señor”» [C. S. Lewis, Si Dios no escuchase. Cartas a Malcolm, Ed. Rialp, Madrid, 2008.].

 

Este tratamiento de la purificación del alma, como el que hace en el resto de su obra, ha provocado suspicacia en todo el espectro protestante desde los baptistas hasta los miembros de la alta Iglesia anglicana. Creer en el purgatorio está expresamente prohibido en el artículo 22 de los 39 Artículos del Book of Common Prayer anglicano. Que C. S. Lewis creyese en una doctrina católica en contradicción específica con su propia denominación ha causado lógicamente que el lector medio se pregunte por qué no fue en consecuencia católico.

 

Además de creer en una acción purificadora y limpiadora del alma a través de la gracia en la vida presente y futura, Lewis también se decantó por entender el efecto de la gracia en cooperación con el cuerpo y la voluntad humana más que en términos exclusivamente espirituales, como, por ejemplo, mediante la inhabitación del Espíritu Santo en el «templo» que es el cuerpo." (C.S. Lewis y la Iglesia católica. España: Editorial Palabra. p. 19)

 

C.S Lewis también hizo referencia a su creencia en el purgatorio en otros escritos como: "El gran divorcio" (1946), "Mero Cristianismo" (1960), "Una pena observada" (1976), "Carta a la hermana Penélope" (1963).

 

A pesar que reconocidos apologistas protestantes como C.S. Lewis reconociera lo esencial y luminosa que es la doctrina del purgatorio en varios de sus escritos, no faltan aquellos protestantes que tergiversando la doctrina usan como razón para rechazarla, alegar que si creemos en dicha doctrina estamos creyendo que el sacrificio de Cristo fue insuficiente o que estamos negando las doctrinas de la gracia.

 

LA CREENCIA EN EL PURGATORIO NO NIEGA EL SACRIFICIO DE CRISTO

 

Este es uno de los argumentos favoritos de los protestantes cuando quieren negar y rechazar la doctrina del purgatorio, claramente tergiversando la esencia del purgatorio y basándose en el error de la justificación por “sola fide” como la definió el protestantismo que como ya menciona Jerry L. Walls citando a Alister Mcgrath fue un “novun teologico”, sin embargo, en su libro “Purgatory: The Logic of Total Transformation” publicado en 2012 refuta dicho argumento diciendo lo siguiente:

 

es simplemente irrelevante apelar a la sangre de Cristo y la expiación como base para rechazar el purgatorio, a menos que uno asuma que el objetivo del purgatorio es el castigo para satisfacer la justicia de Dios.” (Purgatory. p. 72)

 

Del mismo modo Tony Lane quien es profesor de teología histórica en la London School of Theology y pastor de la Iglesia Evangélica Northwood Hills, en un artículo titulado “¿Deberían los protestantes reclamar el purgatorio?” publicado en 2017 menciona lo siguiente:

 

“¿Qué pasa con el Purgatorio como proceso de purificación? Las doctrinas de la gracia y la suficiencia de Cristo no son necesariamente contrarias a la idea de santificación y la necesidad de purificación del pecado. Si el Purgatorio se ve como la continuación y culminación de ese proceso, entonces no es contrario a estos principios protestantes básicos.

 

La idea de CS Lewis del Purgatorio como un tiempo de limpieza y purificación después de la muerte es una teoría más plausible. Completa el proceso de santificación. Después de todo, si murieras y fueras al cielo hoy, ¿estarías listo para pararte frente a un Dios perfecto? Ciertamente, nuestros pecados son perdonados y somos justos ante sus ojos, pero la formación de nuestro carácter puede ser un proceso más largo. ¿Esas partes, aún sin perfeccionar, necesitarían derretirse primero en el asombroso fuego de su santo amor?

 

Eso que Tony Lane llama “fuego de su santo amor” es lo que la Iglesia Católica llama “fuego purificador” como lo menciona el Catecismo de la Iglesia Católica #1031

 

Conclusión:

 

Toda persona que razone sin prejuicios la esencia del purgatorio como ese estado de purificación final que obra por la gracia de Dios, por el que toda persona debe de pasar antes de entrar al cielo a la plena presencia de Dios, sin tergiversar el concepto del mismo puede aceptar la creencia en el purgatorio o al menos su esencia. Finalmente nos dice Jerry L. Walls “el purgatorio, entendido adecuadamente, no es una alternativa a la gracia, sino que es en sí misma una expresión de gracia.” Es de este modo que católicos, ortodoxos y protestantes deben de entender la doctrina del purgatorio.

 

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